Todo viaje tiene un punto de partida y uno de llegada. El de Rosmar empezó cuando era joven, vio un circo y se fue con él, dejando su hogar para convertirse en mago.
Vivió más de 30 años en un ómnibus-casa rodante, que él mismo construyó, y visitó los rincones más olvidados del país. Llevó espectáculos a los poblados e ilusión a las personas. Fue una gran búsqueda de la felicidad, de comprender la esencia del ser humano.
En ese camino estaba Rosmar cuando lo conocimos en Vidas. Hoy vive en Tapia, donde cumple nuevos sueños.
2021