Conocer a Hugo en el 2007 fue acercarnos a la muerte, aprender a mirarla más de cerca. Fue conocer a un hombre que buscaba pistas en cuerpos mutilados, en vidas terminadas. Pero entre tanta sangre, muerte y violencia, Hugo nos acercó otra mirada: lo que más le angustiaba no eran los cadáveres, eran las historias tristes.
¿Qué le pasa a alguien cuando la muerte se vuelve rutina, cuando examinar un cuerpo y dar malas noticias a los familiares son parte de su profesión? Lo que le pasó a Hugo fue transformador en muchos sentidos. Hoy es otra persona, pero mantiene intacta su vocación por enseñar y su búsqueda de la memoria, la justicia y la verdad.
2021